Cuando Ariela Suster vio cómo las modelos lucían su línea de pulseras, cinturones, collares y otros accesorios en la pasarela de la más reciente New York Fashion Week, no podía creer lo lejos que había llegado su empresa.

En tan solo seis años, Suster y su empresa Sequence han ayudado a más de 40 jóvenes en El Salvador a crear accesorios artesanales que actualmente se venden en todo el mundo, brindándoles una alternativa creativa, rehabilitadora, a jóvenes que son parte de pandillas. Sin embargo, a medida que su negocio crecía, tuvo que lidiar con diversos desafíos, como un proceso de correo electrónico ineficaz para que los patrocinadores corporativos diseñasen sus propios modelos de pulseras y la frustración de sentir que el sitio web no transmitía todo el esfuerzo que realizaban los artesanos para crear los productos. Suster quería que los clientes fueran parte del proceso que estaban viviendo sus empleados y sintieran el impacto que ellos tienen en las vidas de estos jóvenes y sus comunidades.

Luego de estos desafíos, la empresa lanzó un sitio web nuevo y más interactivo que soluciona estos problemas. La empresa, también, está iniciando un programa anual de liderazgo para estudiantes llamado Sequence Ambassador, y está contemplando colaborar con otra organización basada en Los Ángeles que se dedica a la reintegración social de los miembros de pandillas previamente convictos.

Sequence, llamada así por la misión de Suster de interrumpir la secuencia de violencia, es una empresa de joyería y accesorios que ofrece a sus empleados un cambio de vida por medio de la capacitación en el arte y la informática que reciben, así como salarios hasta tres veces superiores a los que obtendrían en otros empleos para sustentar a sus familias y construir viviendas.

Suster capacitó personalmente a estos sujetos que tienen de entre 17 a 29 años de edad y éstos, a su vez, capacitaron a nuevos jóvenes que rápidamente se adaptaron a su nueva carrera como artesanos modernos. Estos jóvenes también aprendieron sobre programación para poder configurar chips de transmisión de datos en proximidad (NFC) que ahora se encuentran en una colección de pulseras que ellos fabrican. De igual manera, aprendieron técnicas de diseño con Adobe Photoshop y entrada manuscrita en equipos portátiles Surface que les ayudaron a convertirse en creadores. También, adquirieron conocimientos en la producción de videos y muchas otras habilidades que les permiten formar parte activa en la narración de sus propias historias. Continuamente se comunican a través de Skype con Suster, quien pasa cerca de medio año en Nueva York y frecuentemente viaja a diferentes lugares.

Hector, artesano de Sequence, enseña a bordar a Luis y lo capacita

Suster, quien creció en El Salvador en medio de la guerra civil, sintió su impacto de manera muy personal cuando secuestraron a su hermano y lo tuvieron cautivo durante un año. Después de esta experiencia, salió de su natal país y se matriculó en Skidmore College en el Estado de Nueva York en el año 1995. Una vez graduada, se mudó a la Ciudad de Nueva York donde trabajó como editora de moda durante una década para publicaciones como InStyle, Lucky y Harper’s Bazaar. Sin embargo, en su corazón, nunca dejó El Salvador – Suster quería traducir las experiencias que vivió en la industria de la moda en un modelo de negocio que le permitiera cambiar vidas en su país natal.

“Una de las cosas realmente increíbles de Sequence es ver cómo la mayoría de estos artesanos llegaron en modalidad de supervivencia. No sabían hacer mucho, más que arreglárselas. No podían pensar en nada más”, reflexiona. “Ahora tienen un trabajo seguro en un lugar seguro y ganan dinero suficiente. Pueden comenzar a pensar en cosas más profundas, como cuáles son sus objetivos; nunca habían reflexionado sobre eso. Nadie les había preguntado eso, sino hasta ahora”.

 

La incorporación de la empresa en la colección de otoño de Diane von Furstenberg, y cuyos accesorios estarán disponibles a la venta en 2018, demuestra cómo Suster completó el círculo de su viaje del emprendimiento social y es una primicia para Sequence.

“La mayoría de estos chicos no son artesanos capacitados. Los capacitamos desde cero”, explica Suster. “¡Y pensar que ahora estamos creando productos para las pasarelas!”

El cinturón dorado, blanco y negro de Sequence forma parte de la colección de Diane von Furstenberg

“Hablamos con Ariela y ella quiere invertir en la expansión de la empresa por medio de alianzas corporativas y el lanzamiento de un programa de embajadores de escuelas profesionales”, señala Divya Kumar, directora ejecutiva de marketing de productos para Microsoft Edge, quien ayudó a Suster por medio de un programa enfocado en la demostración de las tecnologías de Internet para ayudar a organizaciones tales como Sequence.

Suster quería transformar el sitio web de Sequence para poder relatar su historia mejor y más a fondo, además de usarlo para poner en marcha el programa de estudiantes embajadores y tener una mejor comunicación con las corporaciones a fin de crear alianzas.

“Antes les enviaba un catálogo de productos, y había mucho ‘vaivén’ para decidir lo que querían”, explica Kumar. “Pensamos que podríamos crear una experiencia interactiva que permitiera ahorrar pasos en la comunicación”.

El nuevo sitio web de Sequence integra una herramienta interactiva para personalizar las pulseras y cuenta con videos en 3D del estudio en El Salvador, así como una experiencia de realidad aumentada que les muestra a los consumidores cómo se vería puesta la pulsera que eligen. En las reuniones presenciales con muchos socios, Suster comprendió que existía la oportunidad de personalizar y diseñar la pulsera en el instante, a fin de mostrarles cómo luciría en su brazo.

El personalizador de pulseras en el sitio web rediseñado de Sequence.

Ahora, los clientes corporativos pueden ir al sitio web, diseñar una pulsera y recibir una URL única para su producto: generalmente un brazalete hecho con colores y diseños específicos para sus propias empresas. Esta solución, denominada como personalizador de pulseras en 3D por el equipo de Edge, permite que los socios corporativos agilicen las comunicaciones con Sequence y aceleren la toma de decisiones.

Los videos en el sitio de Sequence representan una plataforma para contar historias que ayudan a acercar de manera virtual a los clientes al estudio de El Salvador donde se crean las piezas, mostrándoles todo el esfuerzo involucrado en la creación de estos productos.

“Cuando llegas al sitio web, no solo ves pulseras”, explica Kumar. “Ahora conoces su historia, lo que le agrega un significado a lo que compras”.

“Realmente quería que el cliente pudiera formar parte del recorrido, que fuera parte de ese impacto en las vidas de estos jóvenes y sus comunidades”, señala Suster. “Para relacionarse con ese viaje, Edge concibió la idea de los videos en 360 grados del taller, y me encantó. A través de los videos en cámara rápida de los chicos trabajando, podrán ver que estos productos son hechos totalmente a mano, con la mejor calidad”.

Los clientes pueden ver por su propia cuenta cómo el énfasis de Suster en la prevención de la violencia ofrece a estos jóvenes oportunidades únicas que de otra manera no tendrían.

“Nos enfocamos en tener una visión más grande que la elaboración de pulseras solamente, como entregarles herramientas para que puedan crecer y avanzar dentro de la empresa”, comenta Suster. “Algunos de estos jóvenes no sabían leer ni escribir antes de llegar aquí. Pero ahora están realizando diseño gráfico con Adobe Photoshop y presentando sus diseños. Es impresionante todo lo que han avanzado”.

Ricardo y Jorge, artistas de Sequence, se prueban unas pulseras de Sequence

Suster también tiene la esperanza de poder aprender de otras empresas sociales. Actualmente está contemplando la posibilidad de colaborar con Homeboy Industries, una organización radicada en Los Ángeles que ofrece capacitación y apoyo a más de 10,000 ex pandilleros y ex convictos todos los años.

“Quiero ver si puedo llevar lo que hice en El Salvador a Los Ángeles”, señala Suster, quien está asistiendo a las clases de control de la ira y de intervención en violencia doméstica que Homeboy ofrece, para familiarizarse con el programa. “Es un año de exploración para mí, ver los retos que enfrenta la empresa y desarrollar un plan estratégico para el crecimiento”.

Ariela Suster trabaja en diseños nuevos en El Salvador con Natali, directora de producción de Sequence

Las oportunidades para usar y desarrollar tecnología como ésta ayudan a la empresa a llegar a más jóvenes. El programa Sequence Ambassador es un plan de liderazgo de un año para estudiantes de educación superior que deseen convertir una misión personal en un negocio y para impulsar a Sequence como modelo de negocio para la prevención de violencia.

“El reto fue cómo multiplicar el impacto expandiéndonos hacia nuevos mercados”, señala Eliana Bardi, directora de desarrollo de negocios de Sequence, que recientemente se graduó del programa de maestría en estudios profesionales y comunicaciones de marketing de la Universidad de Georgetown. “Mi investigación demostró que tenemos la oportunidad de llegar a los estudiantes universitarios y difundir el mensaje de #NoViolence a toda una nueva generación de agentes de cambio. No existe solamente una demanda creciente por conocimientos sobre el emprendimiento social, sino que también hay una necesidad de tutorías mientras avanzas en el día a día”.

Este otoño, Suster y Bardi recorrerán diferentes universidades y escuelas superiores para hablar acerca de cómo pasar de la misión al mercado y para promover el programa de embajadores. Ambas, invitan a postular a los estudiantes que previamente se comunicaron con Sequence, así como a otros que puedan estar interesados. Ellos podrán jugar un papel clave en la interrupción del ciclo de violencia poniendo a prueba sus habilidades empresariales con los productos de Sequence, mientras interactúan con los mentores de una comunidad de emprendedores sociales. Por ejemplo, un estudiante puede acercarse a un equipo deportivo y mostrarles a los jugadores cómo personalizar sus accesorios con los colores del equipo o de un evento mediante el nuevo sitio web y la herramienta de realidad aumentada.

Bardi, quien también nació y creció en El Salvador, sabía de Sequence y tiene amigos en común con Suster. Así que, en septiembre de 2016 le presentó una propuesta para atraer a más jóvenes al movimiento #NoViolence.

“Eso es lo triste cuando creces en El Salvador: te acostumbras a la violencia”, reflexiona Bardi. “Luego, cuando te vas, comprendes la libertad de poder caminar por las calles. Parte como una fuerte necesidad de hacer algo cuando estás fuera, cuando vives el contraste en el estilo de vida. No habría percibido el miedo que tengo todos los días si no hubiera salido”.

Bardi se siente inspirada por el trabajo y el impacto que estos jóvenes están generando y visita el taller de Sequence frecuentemente. Durante sus visitas aprovecha para saludar a su familia.

“Realmente quería hacer algo que tuviera un impacto positivo y, ahora que he visto el trabajo de los artistas en el taller, me comprometí a fondo”, explica. “Cuando eres estudiante y quieres crear un cambio, buscas empresas como éstas, algo que ya esté de pie, una plataforma que te pueda ayudar a convertirte en un agente de cambio. Eso es lo que encontré en Sequence”.

Foto principal: Ariela Suster, fundadora de Sequence, en la Ciudad de Nueva York

Por Athima Chansanchai